Los que ven el Retrato 3D por primera vez no se pueden explicar que la cara esté flotando dentro del cristal y dan explicaciones de lo más variopintas, como por ejemplo (testimonios reales):

• “Le echan arena”.
• “Bombean aire”.
• “Le ponen la foto por detrás”.
• “Lleva una película sensible por dentro”.
• “Es un holograma de reflexión según la transformada de Fourier”.
• “Lo hacen al vacío”.
• “Es la luz, es la luz”.

Aunque algunas de estas soluciones son dignas de estudio por una casa de patentes, ninguna de ellas es correcta, pero reflejan la sofisticación necesaria crear un artículo único cuya belleza causa admiración y perplejidad.

En realidad, un laser de alta precisión va grabando uno a uno todos los puntos que forman la imagen tridimensional del retrato. Teniendo en cuenta que una cara en 3D puede estar compuesta por 300.000 o 500.000 puntos, y que tan sólo tarda unos minutos en hacerse, eso significa que el laser graba la imagen a una velocidad de más de 1000 puntos por segundo. Se trata de un claro ejemplo de tecnología puesta al servicio del arte.

Al igual que una imagen en dos dimensiones en papel se compone de infinidad de puntos individuales (pixels) que vistos en conjunto forman una imagen clara y nítida, un retrato 3D también se compone de multitud de puntos individuales que son transferidos al interior del cristal, de modo que cada punto tiene una posición en el espacio, y no sólo en un único plano (como las imágenes en papel) sino en distintos planos del espacio, otorgando a sus fotos el relieve deseado.

Para marcar cada punto de la imagen, el haz de laser se enfoca mediante una lente en un punto en el que se concentra toda la energía del laser, quemando el material sobre el que se aplica. Dado que el cristal es transparente, el laser se puede enfocar en cualquier parte del mismo, bien en la superficie o bien en el interior, ya que el haz de luz penetra dentro del material transparente (también se puede hacer con materiales plásticos como el metacrilato, aunque las figuras en metacrilato carecen del brillo y elegancia del cristal óptico) marcando así el punto deseado. El cristal permanece siempre de una pieza. Ni se le quita ni se le añade nada. Simplemente se talla por dentro.

A diferencia de un holograma, el retrato 3D no es una ilusión óptica. El holograma es una imagen que parece estar ahí pero no está, mientras que la cara grabada en cristal está realmente ahí, pues está tallada en la misma piedra de cristal que usted puede coger en sus manos. De hecho, si parte un cristal grabado por dentro en dos, de modo que el corte coincida con una zona grabada, podrá apreciar la diferencia al tacto y a la vista de la parte grabada respecto a la que no lo está. La zona grabada en el cristal queda más rugosa y opaca que la zona sin grabar debido a las alteraciones que sufre el material bajo la acción concentrada del láser al crear la imagen.